💧 Mismo riego, distinta respuesta: cómo la textura cambia el juego
A simple vista, dos sectores de una finca pueden parecer idénticos. Mismo cultivo, mismo riego, mismo clima. Pero cuando revisas los datos… sorpresa. Las curvas de humedad no se parecen en nada.
En Ikos Advanced recibimos el aviso de un usuario que, al revisar sus tensiómetros, notó algo raro: las curvas de humedad eran completamente distintas entre sectores que estaban recibiendo el mismo riego. A simple vista, todo parecía correcto. Pero los datos decían otra cosa.
Lo que en un principio podía parecer un fallo técnico, resultó ser una señal clara: el suelo estaba hablando. Y la clave no estaba en los sensores, sino en lo que había debajo de ellos.

🧐 ¿Por qué sectores iguales se comportan tan distinto?
Uno de los errores más frecuentes en el riego agrícola es asumir que el agua se comporta igual en todo el campo. Pero la clave está en algo invisible a simple vista: la textura del suelo.
Arena, limo, arcilla… esa proporción define cómo infiltra, retiene o drena el agua. En nuestro caso, un sector se secaba rápido y el otro permanecía húmedo mucho más tiempo. ¿Por qué? Porque el agua no entiende de horarios de riego, entiende de suelo.
📉 No es el sensor, es el suelo
Los tensiómetros estaban haciendo bien su trabajo. El problema era interpretar sus lecturas sin tener en cuenta el contexto físico donde estaban instalados.
Mientras uno mostraba un descenso lógico tras el riego, otro no reaccionaba o se mantenía alto más tiempo. No era un fallo. Era una advertencia.
🌱 La textura manda (aunque no la veas)
La textura del suelo afecta directamente:
- 🕳️ Infiltración
- 💦 Capacidad de retención
- 🪴 Aireación y oxigenación radicular
- 📉 Comportamiento de la curva hídrica
Un suelo arcilloso puede retener más agua… pero también limitar el acceso de la planta a esa humedad. Mientras que uno más suelto, aunque drene mejor, requiere riegos más frecuentes. Todo cambia según la base sobre la que riegas.
🧑🌾 Lo que hicimos: calicatas, observación y contraste
Las calicatas siguen siendo una de las herramientas más potentes que tenemos. En este caso, nos dieron en minutos una respuesta que los sensores llevaban días insinuando.
Ver el perfil completo, tocar la tierra, observar su compactación… eso te da certezas para ajustar el riego de forma quirúrgica.
🟢 Sector 1
El suelo presentaba una estructura suelta en superficie, ideal para la entrada de agua y aire. A más profundidad se detectó grea, un material algo más compacto, pero que permitía un drenaje aceptable. Las raíces se desarrollaban correctamente y las lecturas eran coherentes.

🔴 Sector 2
Aquí, el perfil del suelo mostró una alta presencia de arcilla en profundidad, que retenía el agua en exceso y dificultaba el drenaje. Esto generaba acumulación de humedad y menos oxigenación en las raíces, lo que alteraba las lecturas de los tensiómetros.

📊 El caso real que destapó lo que no se veía
Revisando las gráficas, vimos tres tensiómetros dando señales diferentes. Curvas incoherentes… hasta que decidimos actuar: hicimos calicatas en los dos sectores.
Y el suelo habló.
🟢 Sector 1: estructura suelta, bien aireada, drenaje correcto.
🔴 Sector 2: presencia clara de arcilla en profundidad, exceso de retención y falta de oxígeno.
Todo cuadraba.
📈 Lo que revelaron los datos después del análisis
Una vez analizadas las calicatas, comprendimos que las diferencias en las lecturas no se debían a un fallo de los tensiómetros, sino a la propia naturaleza del suelo en cada sector.
Ambos estaban recibiendo el mismo riego, pero uno de ellos, con mayor presencia de arcilla, retenía más agua y tardaba más en secarse. El otro, con un perfil más suelto, drenaba mejor y se secaba antes.
Gracias a este análisis, el usuario pudo conocer mejor su finca y entender que cada sector tenía necesidades diferentes. Así, ajustó el riego de forma personalizada según el comportamiento real del suelo, optimizando el uso del agua.

🌾 Textura = estrategia de riego
La diferencia en textura implicaba una estrategia de riego distinta para cada sector. El suelo arcilloso no solo retenía más agua: lo hacía de manera que afectaba negativamente a las raíces. El riego uniforme que se aplicaba estaba sobredimensionando ese sector, generando encharcamientos innecesarios y un estrés invisible para la planta.
En el sector de estructura suelta, el comportamiento era el opuesto: el agua se infiltraba rápidamente, por lo que la planta pasaba más horas en condiciones de estrés hídrico si no se ajustaba la frecuencia.
☀️ Y en verano, aún más crítico
Con temperaturas elevadas, estas diferencias se agravan. Un suelo suelto puede secarse en cuestión de horas, y uno arcilloso puede parecer húmedo sin estar realmente aportando agua útil para la planta. En esta época del año, entender la textura no es solo útil: es esencial para evitar el estrés hídrico y tomar decisiones de riego que de verdad respondan a lo que el cultivo necesita.
¿La solución? Personalización total. Cada sector, su riego.
⚙️ Cómo ajustamos el riego (y qué resultados obtuvimos)
Una vez conocida la textura, se puede ajustar volumen, frecuencia y hasta la hora del riego. En Ikos Advanced ajustamos el algoritmo de recomendaciones para ese caso, y los resultados fueron inmediatos:
- 📉 Curvas más homogéneas
- 💧 Ahorro de agua
- 🌱 Mejora del estado hídrico de la planta
- 🧠 Confianza en la toma de decisiones
Desde entonces, para cada nueva instalación, hacemos un perfil físico-químico completo. Porque el riego inteligente empieza por conocer qué hay bajo los pies.
✅ Conclusión: si los datos no cuadran, cava

La textura del suelo puede ser invisible, pero determina el éxito de tu riego.
Antes de culpar al tensiómetro, cambiar emisores o ajustar tiempos, haz lo más básico: conoce tu suelo.
Porque si los sectores no son iguales, los datos tampoco lo serán.
Y si los datos no se entienden, las decisiones fallan.
Hazle caso al suelo. Él tiene la clave.